He tenido problemas con algunas de las lagunas de la trama, o en cosas que me han resultado contradictorias. Por ejemplo: Si los Cullen no quieren levantar sospechas, pero los días soleados no pueden ir a clase, ¿por qué no hacen ver al resto de Forks que están escolarizados en casa? Si tuviera toda la inmortalidad por delante ya os digo que lo último que haría sería repetir una y otra vez el instituto, menudo infierno.

Lo que más he disfrutado son los personajes secundarios, como Alice y Carlisle. En especial de este último, me ha gustado mucho que contasen su historia. En general, los Cullen (quitando a Edward) me han parecido más interesantes que la trama de este libro. 

Aun así, debo decir un par de cosas. La primera es que, aunque Bella me parezca insulsa e inútil, me he llevado una mejor impresión de la que tenía con la película. He leído muchas veces que Bella es un personaje antifeminista, y no, no comparto que su único objetivo en la vida sea estar con un hombre y que no tenga más sueños o ambiciones que esa, pero no creo que eso sea una postura antifeminista. Ella elige que quiere estar con Edward, elige que quiere pasar el resto de su vida con él y que quiere ser vampiresa. Para mí el feminismo, además de igualdad, es que las mujeres podamos decidir lo que queramos hacer con nuestras vidas (ya sea estudiar una carrera, viajar por todo el mundo, trabajar en una oficina o ser amas de casa), y si Bella decide que todo su futuro sea alrededor de Edward... Pues habrá que aceptarlo, nos guste o no, y ya está. Y repito, respeto su elección, pero no la comparto porque el romance entre estos dos no es más que pura y refrenada lujuria hormonal. Para mí no hay una buena base que transmita sentimientos y por la que esté justificada esta relación más allá del físico (en el caso de Bella) y del olor (en el caso de Edward). Los dos me hacían rodar los ojos en muchas ocasiones. Sobre todo cuando empiezan a soltar azúcar por la boca y a proclamarse amor eterno sin apenas conocerse. Porque, por Dios, preguntarse el color favorito y más chorradas así no es como para caer ambos enamorados perdidos. 

Otra cosa que me molesta, y mucho, es el tema de los vampiros. Antes tenía un pensamiento como el de la mayoría: ¿Que los vampiros brillan? ¿Me estás vacilando?

Con los años lo veo de un modo distinto, y lo que veo es que la autora quiso reinventar algo que tenemos encasillado hasta la médula. Drácula será el vampiro por antonomasia, pero eso no quiere decir que todos deban ser idénticos a él. Tanto Bram Stoker como Stephenie Meyer se han inventado nuevas reglas y atributos para un mito conforme les ha venido en gana, ninguno tiene la verdad porque..., os voy a contar un secreto: es fantasía. No podemos estar siempre lloriqueando por los clichés en la literatura y luego pedir, una y otra vez, que los vampiros sean un calco de Drácula. Para ser sincera, me ha gustado ver algo distinto a lo tradicional.

No soy una lectora asidua a la literatura juvenil, pero este no es el peor libro del género que he leído ni de lejos, incluso lo declaro como aceptable.